Compartir esta nota

El conductor de Polémica en el bar pasó la Nochebuena en familia. Y estuvo Fernando Iúdica, a quien le dedicó unas emotivas palabras. Aquí, la historia de un hombre que “resurgió” dos veces.La música suena fuerte. “Salgo a la calle a pelear por mí…”, canta Fernando Iúdica, y camina desafiante en el jardín donde se improvisó una pista de baile sobre el césped. Gesticula ampulosamente y cumple los pasos de una divertida coreografía mientras se escucha a Miguel Mateos a todo volumen: “Alguien tira para abajo, yo me trato de zafar…”. El hit ochentoso del cantante está por llegar a su máxima expresión.

“Pero venga lo que venga, para bien o mal…”, y ahí Fernando, rodeado de sus seres queridos, se agacha para tomar impulso. La canción le jugará una mala pasada y saltará antes de lo debido. ¡Pero qué importa! Mejor así, porque todos ríen. Y es que al fin saben que, en un instante más, podrán saltar juntos de una vez por todas. Y lo hacen, claro, eufóricos, sedientos de esta revancha del destino: “¡Tirá, tirá para arriba, tirá! Si no ves la salida, no importa, mi amor, no importa, vos, tirá”.

En gran parte el conductor contará la historia después, al compartir en su cuenta de Instagram ese video de la coreo al ritmo de “Tirá para arriba”. “¿Ustedes quieren saber lo que es un milagro? Ese es mi hermano mayor, el doctor Fernando Iúdica”, empezó narrando sobre quien es el director médico del Hospital Austral, en Pilar, el mismo que “armó en tiempo récord -como explicó Mariano- un ‘hospital Covid’ para la gente pobre del barrio que no tiene acceso a prepagas”.

El cirujano Iúdica ha sido en estos meses fuente de consulta de la prensa, ubicado en la primera fila del combate que brindaron miles de médicos de la Argentina contra un virus que no dio respiro. “Lloro de emoción al verte así de entregado -lo había distinguido el conductor de Polémica en el bar allá por abril, cuando la lucha recién comenzaba-. Estoy aterrado por vos y por tu equipo, al que tanto cuidás. Sos un orgullo. Mamá, papá y Eduardito te cuidan desde el cielo”.

Pero en este 2020 Fernando -papá de nueve chicos, “con todo lo que ello implica”, puntualiza Mariano- tuvo que disociarse para luchar, a su vez, en otro frente de batalla. Lo destaca su hermano menor: “Este año estuvo muy grave. Dos meses otra vez, como hace 15 años (cuando tenía 40). Con sus quimios (quimioterapias) a cuesta y su estrés por la entrega que le pone a su trabajo”. Nunca se entregó. Y el final terminó siendo feliz. “Después de mucho rezar y de aplicarse todo tipo de tratamientos, se salvó. Resurgió”.

“Con Mariano tenemos una relación muy cercana -le cuenta Fernando a Teleshow-. El amor de familia que tenemos cuando nos juntamos es fantástico: cómo se llevan los primos entre ellos es algo… mágico. Y después de tanto sufrimiento, de ver gente morir, de ver conocidos sufrir, de encontrar el hospital colapsado por una enfermedad que no se podía parar, con médicos muy enfermos… después de todo eso, tener una Navidad en familia es lo único que podía compensar todas esas cosas. La del 24 fue una noche muy especial”.

Mucho más que dos

Los cuatro hermanos Iúdica: Eduardo y Fernando, parados; abajo, Mariano con el menor, GastónLos cuatro hermanos Iúdica: Eduardo y Fernando, parados; abajo, Mariano con el menor, Gastón

En aquella oportunidad en la que había manifestado su preocupación por el bienestar de Fernando, quien se brindó por entero como médico al enfrentar el COVID-19, Mariano hizo mención a Eduardito, quien lo cuida “desde el cielo”. La referencia es hacia otro de sus hermanos mayores, a quien admiraba profundamente, y que a los 21 años murió en un accidente en la estación de El Palomar cuando viajaba a la universidad. Fue el conductor, que apenas contaba con 13 años, quien aquel día desgarrador tuvo que darle la terrible noticia a sus padres.

Los años pasaron. Llegaron las Fiesta de este 2020 tan particular. Y Mariano, orgulloso de su hermano. Y de cómo los dos pudieron sobreponerse a un pasado tan comprometido, al que el actor define como “un huracán”. Porque esa escena cargada de simbolismo tiene por delante mucho más de lo que muestra: un futuro juntos. Por eso también se alzaron las copas en la casa de los Iúdica. Porque allí siempre se tira para arriba, venga lo que venga, para bien o mal. Y haya pasado lo que haya pasado.